La clave para superar un trauma se encuentra en una buena sincronización de los dos hemisferios de nuestro cerebro
El cerebro está dividido en dos lados o hemisferios. Cada uno de ellos es responsable de diferentes destrezas y funciones corporales.
El hemisferio derecho rige nuestra intuición, imaginación, nuestra creatividad, nuestras emociones… Es donde nacen nuestras dotes artísticas y las mejores ideas.
El hemisferio izquierdo se encarga de las funciones del habla, escritura, numeración, matemáticas y lógica. John Hughlings Jackson, neurólogo británico, ya en 1878 describió el hemisferio izquierdo como el centro de la facultad de expresión.
Si sufrimos un trauma, un fuerte shock o un estrés desproporcionado las funciones de ambos hemisferios se desequilibran, pierden la sincronía, quedando ese hecho traumático atrapado en el hemisferio derecho, con la imagen, los sonidos, las sensaciones negativas, sin poder acceder a todos los recursos y experiencia del hemisferio izquierdo. De esta manera, la información no se procesa correctamente y es imposible superar el estado en el que se encuentra la persona afectada.
¿Cómo podemos recuperar el equilibrio y la salud emocional?
Volviendo a sincronizar los dos hemisferios cerebrales. Es entonces cuando se produce en el paciente una desensibilización de la emoción, una reestructuración cognitiva, junto con la aparición de nuevos sentimientos positivos y recursos, que se van dando como efecto del “reprocesamiento” que se lleva a cabo en el nivel neurofisiológico.
Se trata de corregir la causa directa de la sintomatología, logrando eliminar el malestar emocional y produciendo el entendimiento, aceptación y el bienestar en el paciente.