La disfagia es un síntoma común de episodios tales como tumores de cabeza, cuello y esófago, traumatismos craneoencefálicos o accidentes cerebrovasculares agudos. No tan común pero también posible, la disfagia también se presenta en pacientes con  parálisis de ligamentos vocales, bien sea uno o bilateral, sobre todo para líquidos finos.

La inseguridad que provoca la dificultad de trasladar de forma segura el bolo alimenticio desde que entra en la boca hasta que llega a la boca del estómago, puede verse aumentada estos días en los que no podemos salir a hacer las consultas pertinentes a nuestros profesionales de referencia.

Debido a que nos encontramos ante una patología de suma gravedad, independientemente de que los síntomas sean leves, debemos dotarla de la importancia correspondiente y aconsejar siempre en primer lugar que se realice una consulta telefónica con nuestro médico habitual, para así asegurar que no corremos riesgo de aspiración del alimento, malnutrición, etc. Una vez consultado con los mismos, siempre es conveniente consultar con el profesional de referencia que trabaja desde el ámbito público o privado esta compleja patología, como es el logopeda.

¿A qué síntomas debo prestar atención? ¿Qué síntomas delatan la presencia de disfagia?

  • Tos y/o atragantamiento durante las comidas o las bebidas.
  • Cambios en la voz/voz nasal.
  • Regurgitación nasal de las bebidas o los alimentos.
  • Falta de aire o fatiga durante las comidas.
  • Rechazo a los alimentos/pérdida de peso.
  • Dificultad para mantener la boca hidratada con el sufciente flujo de saliva.
  • Dificultad para coordinar la musculatura orofacial, faringe o esofágica.
  • Dificultad para manejar el bolo o el líquido en la boca.
  • Retraso en el disparo del reflejo de deglución.

Estos son los síntomas frente a los que nos encontraríamos a grandes rasgos y que son fácilmente observables, tanto en nosotros mismos como en las personas que conviven con nosotros, especialmente si son de una avanzada edad.

«Es esencial detectar y tratar la disfagia para evitar procesos tales como la deshidratación, las posibles neumonías por aspiración de líquidos y/o alimentos y la desnutrición debido a la insuficiente ingesta de alimentos»

¿Cómo podemos controlar los mayores riesgos?

En primer lugar es importante realizar una correcta modificación de la textura y la consistencia de los alimentos, utilizando espesantes u otros alimentos que nos ayuden a conseguir la textura correcta, que será en todos los casos pautada por un profesional cualificado. Es importante también garantizar la consistencia de alimentos o bebidas para que no se degraden en la boca, permitiendo una deglución segura de los mismos.

Para esto es importante no comer alimentos que dejen mucho residuo intraoral, es decir, que no sean pastosos, como galletas o cortezas, que no permitan que se eliminen completamente de la boca.

También es importante eliminar de la dieta alimentos que no permitan determinar a simple vista la programación de los patrones motores para su correcta masticación o deglución, como granos de uva enteros o gajos de mandarina, que tienen una consistencia más compacta en su interior, pero provocan un cambio en la misma durante el masticado. Eliminar estos alimentos o utilizar su jugo y modificar la consistencia podría ayudarnos a reducir enormemente los riesgos.

Habitualmente, se verá en mayor medida afectada la deglución de líquidos finos, por lo que trataremos de cambiar su textura mediante el uso de espesantes que encontraremos fácilmente en el mercado, sobretodo en farmacias. Existen numerosos libros y recetas en la web que nos permiten manejar los espesantes junto con los alimentos creando menús sabrosos, apetecibles y que nos garanticen la seguridad durante la alimentación.

También es importante atender al posicionamiento de las personas que sufren disfagia en el momento de la bebida o la comida. Es por esto que nunca se mantendrá la posición de la cabeza elevada. Trataremos en la medida de lo posible mantener la cabeza baja, barbilla en dirección al pecho, todo lo bajo que podamos, para así ayudar a cerrar falsas vías por las que pueda conducirse el líquido o el alimento de forma errónea.

Existen diversas maniobras que podemos implementar con las personas que sufren disfagia, pero que necesariamente deberán ser primero puestas en práctica por el logopeda con el propio paciente y después enseñadas a los propios cuidadores y pacientes en sí.

No está de más repetir que todos estos pasos y modificaciones deben estar supervisados por el logopeda, profesional del ámbito de la salud que, debido a la importancia de los aspectos descritos con anterioridad, se encuentra al servicio del paciente, bien sea de forma telemática o presencial en los hogares en los que se requiera.

Artículo de Marta Albert Santamaría, logopeda de Centros ORTOFÓN, Logopedas en Valencia

Para asistencia logopédica de los pacientes activos, ORTOFÓN ha habilitado el correo coordinacionortofonmiriam@gmail.com para aclaración de dudas y consultas.

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