La pedagogía es enseñar y guiar hacia un aprendizaje de forma personalizada, porque no todos aprendemos de la misma manera, ni todos tenemos la misma base de conocimientos, ni idénticas motivaciones.
Todos los padres aspiran al éxito escolar de sus hijos. Sin embargo, esta meta no siempre es fácil de conseguir. Solemos pensar que no dedican el tiempo suficiente a sus estudios, que se despistan con el uso de móviles y juegos… Pero existen otros factores que pueden ser culpables de unas malas calificaciones o un rotundo fracaso escolar.
Una baja autoestima, una mala concentración, poca capacidad para memorizar y, en general, unos erróneos hábitos de estudio desembocan en las temidas malas notas.
Uno de los principales objetivos de la pedagogía es proporcionar guías para planificar, ejecutar y evaluar procesos de enseñanza y aprendizaje, y detectar, prevenir, tratar y rehabilitar a aquellos niños y/o adolescentes con posibles déficits, dificultades, trastornos o necesidades educativas concretas, así como orientar a sus familias.
No es bueno pasar por alto las malas calificaciones una y otra vez sin poner medidas para solucionar los problemas de base. Hay que actuar ante la aparición de las primeras dificultades para lograr que nuestros hijos avancen de forma correcta en el ámbito de los estudios.
