Cuando se trata de los más pequeños de la casa debemos tener en cuenta una serie de consideraciones a la hora de hacer indicaciones, marcar pautas o dar órdenes.
Es conveniente limitarnos a dar una sola instrucción, y que ésta sea clara, simple y directa, además de lo más corta posible para el niño o niña la pueda comprender y la pueda realizar.
Una vez emitida la orden, marcaremos una pausa para comprobar si el pequeño nos ha entendido. En este paso, favorece mucho la comunicación con el pequeño si damos la orden manteniendo el contacto visual y buscando el momento más oportuno para realizar la indicación que queremos que lleve a cabo. Si es necesario, repetiremos el mensaje hasta concluir que ha sido entendido.
Un buen sistema es hacer con el pequeño lo que le hemos pedido; es decir, servirle de modelo.
No iniciaremos otra actividad hasta que no se haya cumplido la orden. Cuando nos haga caso, le haremos saber que está bien.
Cualquier instrucción o norma dirigida a los niños se tiene que ajustar a la edad y posibilidades de los pequeños. Por eso es importante conocer las características y las capacidades de su edad.
Por último, también es interesante describir las órdenes en positivo y de forma afirmativa, no como preguntas.