La falta de motivación, de entusiasmo y, en general, el desinterés por las cosas suele ser el cuadro habitual que aparece en una persona con apatía.
Mostrar indiferencia ante cualquier estímulo externo suele darse en estados depresivos. Sin embargo, vamos a centrarnos en la apatía emocional, una sensación vital que todos, en alguna u otra ocasión, podemos padecer como respuesta frente a un estado de estrés, por ejemplo.
En general, en estos casos actuamos y sacamos adelante nuestras tareas y responsabilidades, pero lo hacemos con un bajo nivel de motivación, sin interés ni ilusión.
El desgaste del día a día, la necesidad de un tiempo de relax o vacacional o la urgencia de romper con la rutina son, entre otras, algunas de las causas que pueden estar vinculadas con la presencia de la apatía emocional.
También puede estar detrás una mala alimentación. La ausencia de ciertas vitaminas y nutrientes puede generar un estado de apatía.
Podemos poner en marcha algunas recomendaciones que nos ayudarán a combatir la sensación constante de pérdida de motivación. Entre ellas, una buena gestión del tiempo resulta muy aconsejable, ya que podremos organizar espacios para el ocio , la desconexión y la relajación. Por otra parte, debemos lograr un estilo de vida saludable, mediante el control de nuestra alimentación y el ejercicio físico moderado.
Si el estado de apatía persiste, siempre es conveniente ponerse en manos de un profesional de la psicología, quien nos marcará las líneas más adecuadas para superar esta sintomatología.