La prosopagnosia es un trastorno neurológico caracterizado por la incapacidad para reconocer las caras, incluso los rostros más familiares y cercanos. Los afectados son capaces de ver, pero no de reconocer y han de guiarse por otras características como la voz o la forma en la que se mueven, caminan o gesticulan los demás.
Existen dos formas de prosopagnosia: una de desarrollo, en la que la persona tiene el problema de nacimiento, y otra adquirida, que suele estar provocada tras sufrir algún tipo de daño en el cerebro.
Según algunos estudios, se estima que el 2% de la población sufre prosopagnosia, circunstancia que les impide un desarrollo social y familiar óptimo.
Existen casos extremos en los que el afectado puede llegar a no reconocerse a sí mismo ante un espejo.