Imagina por un instante el murmullo del mar, la risa de un ser querido, tu canción favorita… El oído es mucho más que un sentido; es un puente invisible que nos conecta con el mundo, con las emociones y con los demás. Sin embargo, a menudo damos por sentada nuestra capacidad de escuchar, sin prestar la debida atención a su cuidado hasta que algo cambia.
La pérdida auditiva, o hipoacusia, es una realidad que afecta a millones de personas en todo el mundo, una condición que puede ir desde una dificultad leve para oír ciertos sonidos hasta la sordera profunda, impactando significativamente en nuestra comunicación y bienestar. Por ello, hablar del cuidado auditivo no es un lujo, sino una necesidad fundamental para mantener nuestra calidad de vida en todas las etapas.
La prevalencia de la pérdida auditiva.
Lejos de ser un problema minoritario, la pérdida de audición es un desafío de salud pública de primer orden. Proyecciones significativas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), como las publicadas en su Informe Mundial sobre la Audición de 2021, nos alertan de una tendencia preocupante.
Se estima que para el año 2050, casi 2.500 millones de personas vivirán con algún grado de pérdida auditiva, y de ellas, al menos 700 millones requerirán servicios de rehabilitación. ¡Eso es casi una de cada cuatro personas en el planeta!
Estos números no son solo estadísticas; representan vidas, historias y desafíos comunicativos. Un factor alarmante es el riesgo evitable al que se exponen más de 1.000 millones de jóvenes y adultos debido a prácticas de escucha poco seguras, como el uso prolongado de auriculares a volúmenes elevados.
Además, el envejecimiento natural de la población contribuye a que la pérdida auditiva relacionada con la edad sea una de las principales causas de discapacidad en adultos mayores. La magnitud de estas cifras subraya la urgencia de concienciar sobre la prevención y la importancia de la detección temprana.
El Día Internacional de las Personas Sordas.
Cada año, durante la última semana de septiembre, culminando en el último domingo del mes, el mundo dirige su atención hacia la comunidad sorda con la celebración de la Semana y el Día Internacional de las Personas Sordas.
Esta efeméride, promovida originalmente por la Federación Mundial de Sordos (WFD), va mucho más allá de la simple concienciación sobre la sordera. Es una jornada para reivindicar los derechos humanos de las personas sordas, celebrar su rica cultura y diversidad lingüística, especialmente las lenguas de signos, y promover la plena inclusión en todos los ámbitos de la sociedad.
Este día nos invita a todos a practicar una escucha activa diferente: a prestar atención a las realidades, necesidades y logros de la comunidad sorda, a derribar barreras comunicativas y a fomentar entornos verdaderamente accesibles. Es un recordatorio anual de que la comunicación humana es diversa y que debemos valorar y respetar todas sus formas.
Sumándonos a la escucha activa: nuestro compromiso.
Desde nuestra perspectiva como profesionales de la logopedia y la psicología, profundamente comprometidos con la comunicación y el bienestar de las personas, nos sumamos con entusiasmo a la difusión y los objetivos del Día Internacional de las Personas Sordas. Entendemos que la salud auditiva es esencial y que la pérdida auditiva no debe ser una barrera para una vida plena y conectada.
Apoyamos firmemente la necesidad de una mayor concienciación sobre el cuidado auditivo diario, la prevención de pérdidas evitables y la importancia de revisiones periódicas.
Celebramos los avances tecnológicos, como los audífonos y los implantes cocleares, que ofrecen soluciones eficaces para muchas personas, especialmente cuando se interviene tempranamente. Sin embargo, sabemos que la tecnología es solo una parte de la ecuación. La verdadera diferencia radica en la inclusión social, la accesibilidad universal y el respeto a la diversidad comunicativa.
Por ello, en este año, renovamos nuestro compromiso de seguir trabajando para facilitar la comunicación, apoyar a las personas con pérdida auditiva y a sus familias, y contribuir a una sociedad donde cada voz, ya sea hablada o signada, sea escuchada y valorada.
Que la conciencia despertada por esta fecha resuene durante todo el año, impulsándonos a cuidar nuestra audición y a construir puentes de comunicación más sólidos entre todos.