Seguro que todos hemos escuchado alguna vez que aquellas cosas que se aprenden de pequeño quedan para siempre. De forma más o menos general, en esa afirmación radica el fundamento de la estimulación temprana. Durante los primeros años de la infancia el cerebro de los más pequeños tiene una gran capacidad para asimilar nuevos aprendizajes y experiencias, por lo que los estímulos, estrategias y entrenamientos que le sean proporcionados se convertirán en sólidos pilares.
En general, se entiende por atención temprana o estimulación temprana al conjunto de intervenciones dirigidas a la población infantil de 0 a 6 años, a la familia y al medio en el que los pequeños se desarrollan. El objetivo de estas intervenciones es atender lo más rápidamente posible las necesidades transitorias o permanentes que puedan presentan los niños y las niñas, en general, y aquellos que presentan trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos, en especial.
La base de la estimulación temprana es el aprendizaje del niño o niña, especialmente en sus primeras experiencias con el entorno. Es una intervención que promueve su desarrollo integral y potencia sus capacidades: mejora su concentración, su creatividad, la memoria, la autonomía, las habilidades sociales, etc.
En atención temprana se trabaja sobre diferentes aspectos: lenguaje, comunicación, área afectiva y social, sentidos y percepciones –olfato, tacto, oído, vista, gusto-, inteligencia, área cognitiva –procesamiento de información y adquisición de conocimientos-, lectura y escritura, motricidad –coordinación de movimientos, expresión corporal-,etc.
Cabe destacar que la estimulación temprana es una labor que ha de ser realizada por un equipo de profesionales de orientación interdisciplinar: logopedas, psicólogos, neuropsicólogos, fisioterapeutas, psicopedagogos… En ese sentido, Centros ORTOFON dispone de un experimentado equipo de especialistas con amplia experiencia en este ámbito.