Según el DSM-IV, existirían principalmente dos trastornos de conducta en niños, el trastorno de conducta disocial y el trastorno negativista desafiante.
Trastorno Disocial
Tiene como principal rasgo un comportamiento constante y repetido de violaciones de los derechos básicos de las demás personas, o de las normas sociales adecuadas a la edad del niño que lo padece; esto puede manifestarse de diferentes formas.
Una es el comportamiento agresivo, con amenazas, intimidación, peleas frecuentes, uso de armas u objetos que pueden hacer daño grave a otros, agresividad y crueldad hacia personas o animales, robos, etc.
Otra la de destrucción de la propiedad con conductas que causan pérdidas o daño a la propiedad pública o de otras personas, provocando incendios con la intención de causar daño, etc.
También está la fraudulencia o robo… con robo de objetos de valor sin enfrentamiento, robar en tiendas o casas vacías, mentiras para obtener valores, timos, estafas, etc.
Y las violaciones de normas adecuadas a su edad, como normas paternas, escaparse de casa, absentismo escolar, etc.
Se considera de inicio infantil si los síntomas aparecen por primera vez antes de los 10 años de edad, y de inicio adolescente si lo hacen a partir de los 10 años; en este último caso, el trastorno suele ser menos grave.
Trastorno negativista desafiante
Se considera como su rasgo principal un comportamiento negativista, desafiante y hostil hacia las figuras de autoridad, que se presenta de forma persistente. Se pueden manifestar, por ejemplo, las siguientes conductas:
- Pataletas y rabietas frecuentes.
- Discutir y desafiar a los adultos.
- Negarse a cumplir lo que se le manda.
- Molestar a propósito a otras personas.
- Acusar a los demás de sus errores.
- Susceptibilidad.
A diferencia del trastorno disocial, en este caso el niño no viola reglas sociales o derechos básicos, ni manifiesta agresividad física extrema; casi siempre se suelen dar estas conductas en el entorno doméstico (con personas con las que el niño tiene más confianza).