Aunque los trastornos del sueño suele concebirse como la dificultad para iniciar el sueño, en verdad puede tomar varias formas:
- Insomnio inicial: dificultad para conciliar el sueño al acostarse. Es el tipo más común.
- Insomnio intermedio: despertares frecuentes durante la noche.
- Insomnio terminal: despertarse muy temprano por la mañana, antes de lo planeado.
- Todo esto impide la recuperación que el cuerpo necesita durante el descanso nocturno, llegando ocasionar somnolencia diurna, problemas de concentración e incapacidad para sentirse activo durante el día.
Factores como el estrés, la elevada activación del organismo o trastornos del estado de ánimo son relevantes para el insomnio y están relacionados con su origen.
El tratamiento farmacológico de los trastornos del sueño no constituye una solución total a medio o a largo plazo, siendo preferible el uso de otras técnicas, como la terapia conductual o cognitivo-conductual.